
Dolorosa lectura, extraño bestseller en su Gran Bretaña natal. La edición de Metrónomo trae una pegatina capciosa: de los 150.000 ejemplares vendidos, unos cien mil se han despachado en la isla. Esto no es óbice para que aquí pase lo mismo, y se convierta en un éxito soterrado (por ahora ya es la referencia más vendida de la editorial), ya que su calidad es incuestionable, y su capacidad de erosión poderosa. Es la clase de artefacto que te hace replantearte pequeñas cuestiones que de pronto se convierten en vitales. Tras un par de novelas fallidas, Beagle da en el clavo con este paisaje desolado, tierno pero nada complaciente, denso como el aire de agosto y misterioso como una tormenta de verano. Al final, cada línea, cada palabra, cada instante se alargan hasta el infinito, congelados en estas hermosas páginas. Supongo que es lo más cerca que se puede estar de vencer a la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario