miércoles, 21 de mayo de 2008

Road Story de Wilfred Jones

Paul Berkowitsch es un joven norteamericano de familia acomodada que decide pasar su último verano antes de la universidad viajando por Europa con su amigo Neil. A última hora Neil discute con su novia a causa del viaje y termina por quedarse. Paul, entonces, toma la decisión de seguir adelante, él solo, en contra de los consejos de todos. Su madre viuda, Rebecca, le pide que le llame todos los días, y así lo hace éste durante las dos primeras semanas. Pero de pronto, un día, dejan de llegar las llamadas. Rebecca trata de no alarmarse y decide esperar un par de días a que su hijo vuelva a comunicarse con ella, pero sigue sin dar señales de vida. Contacta con la embajada norteamericana en Grecia, último país desde el que llamó Paul, pero no le sirven de gran ayuda, así que Rebecca decide viajar a Europa y seguir los pasos de Paul hasta dar con él. Visita las mismas ciudades que su hijo, se hospeda en los mismos hoteles, visita los mismos monumentos... trata de hacer exactamente los mismo que su hijo le decía por teléfono que estaba haciendo. Pero no logra dar con su rastro. Nadie se acuerda de él, nadie parece haberlo visto. Esto le hace replantearse a Rebecca la relación con su hijo, la sinceridad entre ambos y la propia realidad, mientras se ve inmersa en una persecución angustiosa y estéril.
Wilfred Jones logra su primera obra sobresaliente tras un par de novelas interesantes (Lime Trees Hotel, ambientados en los disturbios de L.A. en 1992, y Falcon Beach, una epopeya tragicómica sobre un boer capitoste de la industria de los diamantes en Sudáfrica). Siempre le ha interesado a Jones mezclar en sus obras la vertiente social y la íntima, con resultados que hasta ahora se decantaban más por la primera. Eran novelas con cierto tufo aleccionador, pelin demagógicas pero claramente bienintencionadas. En esta su tercera obra se deja de mojigaterías y construye una historia adictiva como la nicotina, alejada de cualquier tipo de moralismo, concisa como un telegrama. Jones desnuda la trama, elimina todo elemento superfluo, dejando un esqueleto seco y descarnado, blanqueado por el sol inmisericorde de las islas mediterráneas. Contagiados de la angustia de la protagonista, sólo podemos seguir sus pasos, que a su vez siguen los de un fantasma, los de un recuerdo que parece desvanecerse a cada segundo, alejándose de toda realidad. Una lectura reveladora en su sinceridad, lúcida y terrorífica hasta donde la vida puede serlo.

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