sábado, 31 de mayo de 2008

Luna Azul de Paul Jansen

Desmond Bauher III es el joven heredero de January Inc., una oscura multinacional con ramificaciones por todo el mundo y en todos los ámbitos imaginables. Agotado de la vida planificada y la enseñanza estricta y cuadriculada a la que le somete su despótico padre, Desmond decide escaparse del internado británico en el que está recluido e infiltrarse como polizón en un carguero con dirección a Shangai. Lo que Desmond no sabe es que el carguero forma parte de la flota de la empresa familiar, y que su huída no sólo es conocida y seguida al detalle por su padre, sino que está siendo teledirigida por éste. Tras un largo y extenuante viaje, a su llegada a Shangai, Desmond se cree libre al fin, sin sospechar que está siguiendo al dedillo el plan paterno, un plan en el que se jugará la vida por intereses comerciales y que supondrá un punto de no retorno en su vida y en su relación con su padre... en el caso de que ambos sobrevivan.
Paul Jansen es conocido por sus sagas juveniles (Persiguiendo a los Foster, con 6 volúmenes, o Intercambio Temporal, con 4), epopeyas joviales y entretenidas que van más allá de su público natural adolescente y llaman la atención y enganchan a más de un adulto con ganas de fiesta (como un servidor). Dotado de una capacidad narrativa insultante para el común de los mortales, sus historias están empapadas de electrizantes desarrollos sin puntos flacos evidentes, personajes que esquivan la aburrida realidad en la medida de sus posibilidades, y finales complejos y redondos que dan una mayor dimensión a lo anteriormente narrado. Sin duda uno de los escritores más excitantes del momento. Si usted es más de películas, échele un vistazo si tiene oportunidad a Lily Nurse, su particularísima puesta de largo como guionista: bajo la apariencia de una serie B de videoclub se esconde uno de los thrillers más impactantes y subversivos de los últimos años... sin abandonar los códigos genéricos más arraigados.
La obra que nos ocupa es, nos tememos, una obra menor, un interludio entre sagas (Jansen admite que es el terreno dónde más cómodo se mueve... a ver si alguien se anima y le deja escribir una serie de televisión). Pero como obra menor no tiene desperdicio. Encontramos aquí, concentradas y depuradas, todas las virtudes de Jansen, y ninguno de sus puntos flacos (cierta autoindulgencia, un gusto por el más difícil todavía, una ligera flaccidez dramática...). Con un ritmo continuo y de gran pegada, como un martillo pilón, Jansen, como buen piloto, nos lleva por donde quiere y nos hace reaccionar como él quiere. Atados a esta montaña rusa uno sólo quiere llegar al final, para volver a subirse. Una gozada.

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