viernes, 11 de abril de 2008

Swirls de Jane Hallister

La editorial Umbra vuelve a ofrecernos una referencia de su colección Poesía un año después de la anterior. Para su regreso triunfal han elegido, como no podía ser menos, una obra de una calidad fuera de toda duda: el poemario más personal de Jane Hallister. Quizás la norteamericana sea más conocida por su faceta de cantautora durante los años 70, donde se mantuvo en un digno segundo plano, pero llegando a telonear a Joni Mitchell o a Laura Nyro en alguna gira. Licenciada en sociología, se dedicó principalmente a la docencia y a cuidar de su hermana autista Margaret.
Impregnada de la idiosincrasia vital de su hermana, Jane compone este breve poemario en la primera mitad de los 80, intentando recrear el bucle infinito que rige y ordena su mente. Nunca un título fue tan apropiado, pues cada poema parece girar sobre sí mismo, sobre un concepto simple que observamos desde todas las perspectivas que ofrece, y que son siempre más de las que el lector podría concebir a priori. Algo similar a lo que Thomas Bernhard puede hacer con la prosa, Hallister lo consigue con unos poemas concisos, asimétricos, cortantes, sencillos, pero siempre desgarradores. Cada poema versa sobre una hora del día, una actividad que su hermana debía realizar en su estricto horario. Las palabras se repiten obsesivamente, cada verso apenas supone una variación de los anteriores, creando una sensación de claustrofobia que puede llegar a angustiar. El final del último poema se retuerce y solapa sobre el principio del primero, creando un bucle eterno en el que dejarse atrapar. Para Jane Hallister la vida se reducía a eso: una mera repetición de instantes cuya única variación es el continuo desgaste de la acumulación temporal. Completan este delicioso tomo bilingüe una interesante introducción de Jorge Matos, y dos breves poemarios de la misma época: Doce poemas de soledad y 8 uñas, que ayudan a completar el cuadro. Jane Hallister murió de cáncer en 1991, y su hermana, que sepamos, sigue internada en un sanatorio donde su rutina poco habrá variado durante estas décadas.

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